Fundado en el 2011, el Consejo por Comida Justa (FFSC, por sus siglas en inglés) supervisa la implementación del Programa de Comida Justa, una iniciativa única impulsada por trabajadores agrícolas y consumidores que consiste en:

  • Un aumento salarial respaldado por una prima sobre los precios pagado por quince compradores corporativos de productos del Programa de Comida Justa; 
  • Un Código de Conducta basado en los derechos humanos, aplicable a todos los Productores Participantes a lo largo de nueve estados desde la Florida a California y once diferentes tipos de cultivos; y
  • Recompensas y consecuencias basadas en el mercado que promueven el cumplimiento con el Código.

La prima sobre los precios y el Código de Conducta, que fueron desarrollados en conjunto por trabajadores, productores y compradores corporativos, forman la base de un nuevo modelo de responsabilidad social.

El Programa de Comida Justa surgió de la exitosa Campaña por Comida Justa de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW, por sus siglas en inglés), una campaña para reafirmar los derechos humanos de los trabajadores en la industria del tomate y mejorar las condiciones en las que trabajaban. En el 2015, el FFP se expandió a las operaciones de verano de los productores con sede en la Florida a Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Virginia, Maryland y Nueva Jersey. Desde el 2020, el Programa no ha dejado de expandirse a nuevos estados y cultivos, incorporando nuevos productores en la Florida, Maryland, Carolina del Norte, Tennessee, Colorado y California, así como flores cortadas, camote, lechuga, hierbas aromáticas, calabaza, duraznos y melones. 

Cambio Integral, Verificable y Sostenible

El alto grado de consolidación en la industria alimentaria actual significa que las marcas multimillonarias en el extremo minorista de la industria pueden tomar ventaja de su poder adquisitivo para exigir precios cada vez más bajos, lo que a su vez ha resultado en una presión a la baja sobre los salarios de los trabajadores agrícolas. El Programa de Comida Justa revierte ese proceso, sumando los recursos de los gigantes minoristas de alimentos participantes para mejorar los salarios de los trabajadores agrícolas y aprovechar su demanda para recompensar a los productores que respetan los derechos de sus trabajadores.

El Programa de Comida Justa brinda una oportunidad para que esas corporaciones pongan sus considerables recursos sobre la mesa, como lo son sus fondos e influencia en el mercado, para ayudar a forjar una solución estructural y sostenible a una crisis de derechos humanos que ha persistido en suelo estadounidense durante demasiado tiempo. En el proceso, el Programa de Comida Justa está cimentando las bases para una industria agrícola más sólida que puede diferenciar su producto en los pasillos de frutas y verduras de los supermercados y en los restaurantes a base de una afirmación creíble de responsabilidad social y así sortear de mejor forma los desafíos de un mercado cada vez más competitivo.

Elementos del Programa

El Programa de Comida Justa consta de varios elementos importantes, que incluyen:

  • Un aumento de salario respaldado por el “centavo por libra”, una prima sobre los precios que los Compradores Participantes pagan por sus productos;
  • Cumplimiento del Código de Conducta basado en los derechos humanos, incluida la cero tolerancia para el trabajo forzado, el trabajo infantil y la agresión sexual;
  • Sesiones de educación de trabajador a trabajador realizadas por la CIW en las fincas y durante horas laborales para asegurar que los trabajadores comprendan sus nuevos derechos y responsabilidades;
  • Un mecanismo de resolución de quejas iniciado por los trabajadores que conduzca a la investigación no contenciosa de quejas, y planes de acción correctiva;
  • Comités de salud y seguridad en cada operación agrícola para darles a los trabajadores una voz estructurada en la forma de su entorno laboral;
  • Cambios específicos y concretos en las operaciones de cosecha para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo de las y los trabajadores, incluido el fin de la antigua práctica de sobrellenar forzadamente las cubetas de cosecha (una práctica que negaba efectivamente a los trabajadores el pago de hasta el 10 % de los productos cosechados), la provisión de sombra en los campos y el uso de registros de horas para contar con precisión todas las horas compensables; 
  • Auditorías continuas a las operaciones agrícolas por parte del Consejo por Comida Justa para asegurar el cumplimiento de cada elemento del Programa; y
  •  Un aumento de salario respaldado por el “centavo por libra”, una prima sobre los precios que los Compradores Participantes pagan por sus productos. 

FFSC tiene su sede en la Florida, y tiene la responsabilidad de implementar, monitorear y hacer cumplir el Programa de Comida Justa.

La jueza Laura Safer Espinoza es la directora ejecutiva del FFSC.